En 1 Pedro 3:20 leemos donde dice: "Los que en otro tiempo
desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé,
mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron
salvadas por agua..."
Todos conocen la historia de Noé y el diluvio. El pecado llegó a tal
extremo que Dios decidió que la única solución era destruirlo todo, y empezar de
nuevo – "borrón y cuenta nueva." Noé obedeció y salvó a la raza humana de total
extinción. Pero, ¿cómo es que fueron salvadas por agua? O sea, quiero que note
que fue el agua que los salvó. ¿Cómo puede ser eso?
El agua los salvó porque mantuvo a flote el arca en que fueron salvados.
¿Qué sí hubieran estado en una cueva? Se hubieran ahogado, porque eventualmente
el agua cubrió toda la tierra. Tenían que estar en el arca que a su vez podía
flotar. Aún si los hubiera colocado en el monte más alto, no se podrían
escapar. Pero, al estar en el arca, la misma agua que estaba destruyendo la
tierra los estaba salvando a ellos manteniéndolos por encima de esa
destrucción.
El Apóstol Pedro trae esa historia del pasado al presente y la usa en
forma ilustrativa de como nosotros somos salvos hoy. Analicemos lo que el
dice.
En el versículo 21 de ese mismo capítulo de 1 Pedro 3, nos dice que el
"bautismo nos salva." ¿Cómo? "Salvados por agua".
El arca los salvó de la corrupción que había en la tierra. Todo lo que
no puede pasar por agua no es salvado sino ahogado. El agua era el
derramamiento de la ira de Dios.
En el tiempo de Noé todos pasaron por las aguas, pero solo ocho salieron
vivos por estar en el arca (Cristo). Hoy todo el mundo esta bajo la ira de
Dios. Romanos 3:23 dice: "Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la
gloria de Dios." Pero al ser bautizados, pasamos por la ira de Dios (puesto que
el bautismo representa muerte y sepultura en Cristo, nuestra arca), y salimos al
otro lado salvos. Al salir de las aguas bautismales, los bautizados son gente
resucitada (en Cristo). Colosenses 3:1 dice: "Si, pues, habéis resucitado con
Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de
Dios."
El Diluvio, o sea el agua, salvó al pueblo limpiándolo de la maldad y el
pecado que hacía que descendiera la ira de Dios. El mundo pasó por un bautismo
de agua para poder ser salvo, sino hubiera sido completamente destruido. El
agua quitó y lavó la maldad del mundo. La raza humana fue salvada por un "nuevo
nacimiento."
Ahora, esa agua física, no podía en sí quitar el pecado espiritual sobre
la tierra. Pero, si podía cuando respondía a una intervención y un mandato de
Dios. Así también, el bautismo esta asociado con el quitar del pecado y hacer
que comencemos de nuevo, o sea, nacer de nuevo.
O como dice Pablo en Romanos. 6:4 "Porque somos sepultados juntamente con
él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos
por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva." Tu mundo
necesita ser destruido por agua (bautismo) para empezar de nuevo con
Dios.
Ahora, esto no quiere decir que el acto exterior en si salva, sino que
necesita ser acompañado de "la aspiración de una buena conciencia hacía Dios".
La señal visible y exterior no salva sino va acompañado de "una buena
conciencia hacia Dios" - algo interior. Lo exterior es necesario, porque lo
mandó Jesús, pero también se necesita de lo interior. O sea que, no es algo
mecánico, sino "Arrepentíos y bautícese..."
Quitemos por un momento el paréntesis que se halla en éste versículo 21,
recordando que un paréntesis es algo de lo cual se puede prescindir, es algo
añadido solo para aclarar y explicar mejor. "El bautismo que corresponde a esto
ahora nos salva... por la resurrección de Cristo". Al leer ese pasaje de esa
manera, nos señala algo tremendo del bautismo, y es que, la crucifixión, muerte,
sepultura y resurrección de Jesucristo le dan valides al
bautismo.
Rescatados de las aguas.
Moisés también se salvó usando un arca. Cuando era un bebé, fue salvado
de la orden de Faraón, que todo niño varón israelita tenía que morir al nacer.
Pero su madre lo colocó en una arquilla (una pequeña arca) y puso su fe en Dios
para que El salvara a Moisés. Esa arquilla lo mantuvo a flote hasta llamar la
atención de la hija de Faraón la cual lo sacó de allí.
Los bautizados son gente "rescatada de las aguas." Cuando nos bautizamos
en el Nombre de Jesús, le llamamos la atención a Dios y El se compromete
rescatarnos, salvarnos.
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